Surgimiento de las EFA en Argentina.
v Para hablar del surgimiento de
las EFA en Argentina es necesario referirnos al contexto socioeconómico y cultural
a fines de los 60 y comienzos de los 70.
Sin duda podemos afirmar que en esos años la actividad agropecuaria representaba una parte
preponderante entre las actividades económicas de la Argentina ya que
representaba el 90% de las exportaciones y el 50% de la materia prima de
nuestras industrias nacionales. Pero la situación técnica y económica de los
productores no se adaptaba a las condiciones que exigían el trabajo y la
economía moderna, y las condiciones de las zonas de muy pequeñas explotaciones
eran apenas de subsistencia.
Otras características del medio rural que podemos
mencionar, en ese período son:
·
Población
muy dispersa.
·
Elevadas
tasas de natalidad
·
Familias
paternalistas
·
Fuertes
tradiciones familiares
·
Profundas
raíces cristianas, especialmente católicas.
·
Crisis
generacional.
·
Infraestructura
y servicios insuficientes
·
Escasa
difusión técnica.
·
Débil
organización de los mercados
Por otra parte, no existían escuelas secundarias en el
medio rural (ni en los pueblos rurales) por lo que, la localización geográfica
de las familias (alejadas de los centros urbanos) y las condiciones
socioeconómicas de las mismas, dificultaban que los jóvenes que terminaban el
ciclo primario, accedieran al secundario
en una ciudad. Y los pocos jóvenes que
continuaban estudios secundarios difícilmente regresaban al campo.
Sin embargo, al mismo tiempo, el norte santafesino fue
escenario de importantes transformaciones sociales. Poco a poco la juventud
aumentaba su protagonismo alentada por el deseo de no emigrar del campo y por
Instituciones que le daban participación en distintos ámbitos:
·
La Juventud Agraria Cooperativista de la Unión Agrícola de
Avellaneda Cooperativa Limitada, desde 1945 venía formando dirigentes cooperativos
y jóvenes productores con apertura mental para la incorporación de tecnología
que le permitiera conservar y mejorar el rendimiento de sus recursos para no tener
que emigrar.
·
El INTA (Instituto Nacional de Tecnología
Agropecuaria) a través de la Estación Experimental y su Agencia de Extensión
con asiento en Reconquista, contaba con animadores comunitarios y jóvenes
técnicos entusiastas en experimentar y difundir tecnología, en especial los
nuevos paquetes tecnológicos de la llamada “revolución verde” para aumentar los
rendimientos.
·
La Diócesis de
Reconquista creada en 1957
recibió en enero de 1958 a
su primer Obispo, Monseñor Juan José Iriarte. Hacia fines de ese año, a
instancias del Obispo y del sacerdote Antonio Pergolesi nacido de una familia
campesina, se creaba el Movimiento Rural Diocesano de la Acción Católica ,
con el fin de promover una vida más digna en el campo. Esta idea de
“Movimiento” como grupo humano unido para la consecución de objetivos comunes,
pero en constante renovación a medida que el proceso avanza, fue asimilada
también por la experiencia educativa que se fue gestando en nuestra región.
Como parte de sus preocupaciones de promoción, desde el Obispado se facilitaron
contactos y viajes a sacerdotes y fieles comprometidos con esa acción pastoral,
a fin de completar su formación y permitirles el conocimiento de otras
experiencias adaptables a la realidad y necesidades de la zona. Así, del Movimiento
Rural surgieron varios dirigentes que a
posteriori fueron líderes en las
distintas instituciones de la región.
·
Los Grupos CREA (Consorcios Regionales de
Experimentación Agropecuaria), que surgieron en esos años en nuestra región,
también aportaron su experiencia a través de los técnicos que los asesoraban.
En esos años, en los círculos
académicos se hablaba de la “educación liberadora” y la “Pedagogía del
Oprimido” de Paulo Freire. En los años 62-63 había ocurrido el Concilio
Vaticano II y luego vino la reunión de Obispos latinoamericanos en Medellín en
el 68 (que reveló las situaciones de injusticia estructurales que tenían
nuestros países), por lo que se produjeron
grandes cambios en la Iglesia
y por ende en la sociedad de nuestra zona norte de Santa Fe, muy influenciada
por el catolicismo.
Muchas personas, y sobre todo
muchos jóvenes nos fuimos sumando a estas ideas de “educación para el cambio”. Pensábamos
que una sociedad democrática, más justa y equitativa era posible, y pensábamos
que la educación de los jóvenes y la promoción de las familias lo harían
posible.
En el año 68 los Obispos del
NEA encargaron un estudio a sociólogos y otros expertos, del que surgió la
propuesta de una fuerte ingerencia en la educación popular. Monseñor Iriarte impulsó
la participación de los laicos, y así nació INCUPO para alfabetización de
adultos, y las EFA y APEFA para una educación adecuada a los jóvenes del medio
rural.
v La
Pedagogía de
las EFA en Argentina surgió, se desarrolló y continúa multiplicándose a partir
de pequeñas experiencias campesinas: en 1968 en La Potasa , en 1969 en Rafaela
y en 1970 en Moussy.
Durante su estadía de un año en Europa,
Humberto Suligoy (un maestro procedente de una modesta familia campesina de La Sarita ) había tomado
contacto con la realidad de las Maisons Familiales Rurales, que ya llevaba más
de 30 años en Francia, y que rápidamente se había difundido a España e Italia
(entre otros países) y llegó a incorporarse en otros continentes.
De regreso en nuestro país, durante el verano
de 1967-68, en época de vacaciones escolares, animado por Jorge Pereda que
estaba en el Ministerio de Agricultura de Santa Fe, y muy especialmente por el sacerdote Antonio Pergolesi y por el
Obispo Iriarte, Humberto Suligoy inició la experiencia de alternancia con un
grupo de jóvenes en una Escuela Primaria del Paraje La Potasa , distante unos 10 km al oeste de la ciudad
de Reconquista. Para llevar a cabo esta experiencia, Humberto contó con la
ayuda del maestro Jorge Sánchez y algunos técnicos. En este curso de verano de tres meses,
pusieron a prueba los elementos principales de la pedagogía de las Maisons
Familiales: la alternancia, el contacto con la realidad y la participación de
las familias.
La prueba fue exitosa, por lo que en 1968 se
creó en esa localidad la primera escuela secundaria en alternancia combinando
esfuerzos de los Ministerios de Agricultura y Ganadería y el de Educación de la Provincia con los del
Movimiento Rural. El primero aportó el personal técnico que asesoraba a los
CREA, el segundo facilitó el local y parte de los docentes, y el Movimiento
Rural movilizó a la comunidad que aportó el equipamiento a la vez que asumía la
responsabilidad de la experiencia. En mayo se comenzó con un curso de 24
jóvenes sobre el esquema del ciclo básico agropecuario tradicional, al que se
le implementaron elementos pedagógicos y organizativos propios de la
alternancia. A poco de iniciadas las actividades, surgieron inconvenientes en las relaciones con el
gobierno provincial, que no quería aceptar la responsabilidad de las familias
en la gestión escolar, y en especial, en la elección de los docentes. Por tal
motivo, cuando en 1969 se produjo la apertura de una escuela similar en Rafaela
promovida por dicha Diócesis, surgió como escuela de gestión privada, a fin de
independizarse de las exigencias y rigideces de la estructura oficial. Aunque
estas dos primeras experiencias no perduraron en el tiempo, ambas fueron la
piedra fundamental del Movimiento de Educación Rural en Alternancia en nuestro
país, pues en ellas se implementaron y desarrollaron muchos de los elementos
organizativos y pedagógicos que definirían posteriormente la propuesta
pedagógica de las EFA·. Y así es que la Escuela de la Familia Agrícola
de Moussy, que comenzó a funcionar en 1970, se ha constituido en la más antigua
del país.
Estas escuelas, de origen francés, fueron
adaptadas en nuestro país de acuerdo al contexto socio-cultural e histórico y a
las necesidades y disponibilidades de cada lugar, pero sin perder la esencia de
la Pedagogía
de la Alternancia ,
siendo bautizadas con el nombre de “Escuelas de la Familia Agrícola ”.
Con el fin de apuntalar la experiencia, se reunieron
agricultores, técnicos y docentes, que decidieron en 1970 constituir una
asociación civil denominada APEFA (Asociación para la Promoción de las
Escuelas de la
Familia Agrícola ) con sede en Reconquista (Santa Fe), cuyos
objetivos primordiales eran la promoción, formación y asesoramiento de las EFA
y de los Institutos de nivel Superior
que se crearen en nuestro país y en los países latinoamericanos. Inmediatamente
se decidió la creación del Instituto de Capacitación de Monitores (ICAM) que
comenzó a funcionar en 1971, con la finalidad de formar los profesores para las
EFA, a quienes se llamaba “monitores”
porque se consideraba que debían cumplir una función de acompañamiento y
guía del crecimiento de los alumnos y para romper con el estereotipo de
“profesor” que era considerado como “el único que sabe y enseña a los alumnos”.
Algunos docentes y egresados de escuelas agrotécnicas,
maestros rurales y otras personas relacionadas al medio rural fueron los
primeros docentes de las EFA. El Ing. Agrónomo Oscar Alloatti fue designado
primer director de ICAM y el equipo docente del Instituto estuvo conformado
además, por Jean y Magui Charpentier y Gerardo Bacalini. Luego se fueron
sumando otros profesores.
La experiencia
produjo un fuerte impacto que favoreció el surgimiento de otras EFA en nuestra
provincia y en varias provincias argentinas, lográndose rápidos adeptos y
defensores a nivel nacional, aunque también surgieron manifestaciones
contrarias o recelosas, especialmente en funcionarios del área educativa, que
veían en las EFA una pedagogía que cuestionaba algunos aspectos del sistema
clásico. Sin embargo, ante los resultados obtenidos por el funcionamiento de
las EFA, éstas se afianzaron en sus comunidades, en sus respectivas provincias
y han logrado un alto reconocimiento a nivel nacional.
Actualmente
existen casi 70 EFA, distribuidas en 9 provincias (Santa Fe, Corrientes, Misiones,
Chaco, Formosa, Córdoba, Santiago del Estero, Buenos Aires y Salta) y 3
institutos terciarios que forman docentes para las EFA.
Quiero destacar que es invaluable el aporte que
hicieron Jean y Magui Charpentier para asesorarnos en la aplicación de la Pedagogía de la Alternancia en nuestro
país, para ayudarnos a reflexionar sobre ella y recrearla acorde a la realidad
de cada una de nuestras EFA. Como explicó Magui en su ponencia durante un Seminario
de APEFA, ella había trabajado en EFA, luego había hecho estudios
universitarios y finalmente, fue Directora del Centro Pedagógico en Francia
entre los años 1964-1970. Jean había comenzado a trabajar en el Servicio
Internacional de Francia (para asesorar
a las EFA de diversos países desde 1960) después de haber estado 5 años en
África enviado por la
Acción Católica Rural. En 1969, como había muchos pedidos de
América Latina él hizo un viaje de 3 meses para analizarlos (los más firmes
eran de Argentina y Brasil). Cuando Jean estuvo en Argentina, hubo desde aquí
pedidos de asesoría a las EFA francesas.
Además, varios argentinos fueron a Francia a conocer la experiencia (Alloatti,
Bacalini, Pereda). Todo eso contribuyó para que a mediados de 1970 se
concretara la venida del matrimonio Charpentier (con sus 3 pequeños hijos) a la Argentina para asesorar
a las EFA, contratados por APEFA. Junto con ellos y con posterioridad a ellos,
varios pedagogos y también docentes de otras especialidades han hecho y
continúan haciendo aportes valiosísimos que van enriqueciendo y recreando esta
experiencia educativa, pero Jean y Magui la apuntalaron en los primeros años,
cuando la estructura aún no estaba firme y nos dejaron sus enseñanzas, sus
métodos de trabajo, sus documentos, y sobre todo, la mística de una tarea hecha
con vocación. Por todo eso, y por todas las oportunidades de enriquecimiento
personal y profesional que me ha brindado este Movimiento, siempre voy a estar
muy agradecida.
· La Escuela de La Potasa funcionó como EFA desde 1968 hasta 1971 inclusive.
Siguió con alternancia hasta 1975 pero ya no era EFA y finalmente se convirtió
en una Escuela Agrotécnica tradicional. La EFA de Rafaela fue la primer EFA de gestión
privada pero sólo para varones. Funcionó desde 1969 hasta 1974 inclusive, ya
que a principios de 1975 se decidió su cierre, principalmente por escasez de
alumnos debido en parte a que los egresados aún no tenían certificados sus
estudios.
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