jueves, 28 de abril de 2016

Palabras sobre la escritura: por qué y cómo escribimos los docentes - Primera entrega



LA ESCRITURA ES LA PINTURA DE LA VOZ.
Voltaire (1694-1778)

Escríbeme, con tinta de violetas, en un papel de amor olor ausencia[1] (…) ; increíblemente al leer esta estrofa cada uno evoca algo diferente, que pueden ser, imágenes, sentimientos, colores, aromas… probablemente suceda lo anticipado por Voltaire: es la pintura de la voz. Un primer supuesto es que la escritura parte de nosotros mismos, de lo que somos y como la hemos aprehendido; refleja nuestra subjetividad y hace posible que nos expresemos, que exterioricemos nuestra voluntad respecto a algo.
Pablo Kreimer, Investigador del CONICET y docente Universitario, al respecto de la ciencia sostiene que existe una construcción social del conocimiento que exterioriza cierta voluntad de poder. Considerando que, un importante soporte para la comunicación de los hallazgos científicos, es la comunicación escrita; resulta necesario remitirnos al origen de la escritura para entender las necesidades humanas que la originaron. Ciertamente la escritura apareció como poder en términos de capacidad, fueron los sumerios quienes gracias a la modificación del sistema de riego, incrementaron la producción agrícola y pasaron a almacenar granos en silos; esta novedad que surge del poder de la transformación humana, puso en evidencia una necesidad: la de contar con un sistema que permitiera registrar. Luego los fenicios crearon la primera escritura fonética, que finalmente seria adoptada por los griegos, quienes le anexan vocales, inventando así la escritura alfabética tal como la conocemos nosotros.
Fue la agricultura la que generó la necesidad de materializar un sistema de registro escrito que amplíe el oral, sirvió para aliviar la memoria de las personas y colectiva, relajarla y ampliar la seguridad de que lo que conocemos hoy puede transmitirse a otras generaciones no solo por el relato oral.
Entonces, la escritura es tecnología de la palabra (Walter Ong), es un código o sistema de signos gráficos que nos permiten representar visualmente un enunciado[2]. Es una de las tecnologías de la expresión y la comunicación más antiguas, que emplea recursos, materiales y herramientas internas (sinapsis) y  externas al cuerpo humano (manos, piernas, boca, contacto visual[3]).
Es un sistema de memoria artificial que auxilia la memoria biológica favoreciendo la conservación del conocimiento y el despegue de la creatividad humana; también es una herramienta de desarrollo cultural, de dominación y control de unos pueblos sobre otros; Eduardo Galeano lo ejemplifica en un relato (…) vinieron, ellos tenían la Biblia y nosotros teníamos la tierra. Y nos dijeron: “cierren los ojos y recen”. Y cuando abrimos los ojos, ellos tenían la tierra y nosotros teníamos la Biblia (…)[4]
Por tratarse de una tecnología tan preciada, requiere de un aprendizaje, que tradicionalmente se ha canalizado en instituciones como Iglesias y posteriormente escuelas, dotando a la figura del docente con capacidad de escribir y producir.
La alternancia sostiene que una vía de aprendizaje es la acción- reflexión; ejercitaremos ambas para comprender, por un lado la artificialidad de la escritura. Es decir, la posibilidad que ofrece, en tanto tecnología de la palabra de capturarla, separar la palabra de la comunicación oral y fijarla en una superficie. Este aprisionamiento es justamente el que nos permite hacer perdurar la palabra, las ideas, sentimientos, explicaciones, narraciones, teorías, hace posible una comunicación diferida y a distancia; que alterna tiempos de lectura con tiempos de revisión, modificación, agregados, cuestionamientos, simplificaciones…. Por todo esto Walter Ong va a decir que la escritura reestructuró nuestra conciencia, ya que a fuerza del uso hemos terminado transformando nuestra mente a lo largo de la historia para que realice operaciones inimaginables de otro modo.
Ahora bien, ¿Por qué y para que escribimos los docentes?,¿cómo lo hacemos? ¿Quiénes leen lo que escribimos?...¿ escribimos?..
Vayamos por parte, la comunicación oral o verbal se retroalimenta desde el contacto directo y tiene requerimientos diferentes, en cambio la comunicación escrita requiere mayores esfuerzos por la riqueza léxica y sintaxis compleja que tiene nuestra lengua. Las ventajas más reconocidas de la escritura: cuando escribimos tenemos tiempo para pensar en lo que queremos transmitir y como lo queremos decir, podemos elegir palabras adecuadas, anticipar qué impacto tendrá sobre quien/es leen; elaborar un hilo conductor para el escrito; revisar lo que enunciamos, corregir, sobrescribir, tachar, agregar, simplificar. En fin, tenemos la posibilidad de controlar nuestro propio discurso y es importante visualizar que lo que no organizamos, lo que no escribimos, lo perdemos.
¿Qué tan habitual es para nosotros en la docencia la escritura? Si es una acción frecuente ya la hemos incorporado y automatizado, al punto que tenemos rituales propios para escribir – elegir un momento, escuchar música, emplear biromes de cierto color o pluma, tener un lugar específico donde sentimos que las ideas fluyen, cuál es tu ritual?- y tenemos incorporados estos hábitos al guion de nuestra memoria.  En cambio si la escritura es para nosotros una cuestión pendiente en lo que respecta a hábitos propios del quehacer docente, contar con instrucciones para hacerlo puede redundar en el ejercicio de la usanza.
La escritura académica es un género que se desprende de una práctica social, la educación. Dentro de este género reconocemos estructuras textuales distintas y complementarias:
1.       Estructura narrativa: estos textos se caracterizan por su trama temporal- causal; es decir porque refieren a hechos o acciones ordenados temporal o causalmente. La forma más clásica de narrar, es partir de una situación inicial o introducción, el desarrollo de lo que pasa, y el desenlace. Esquemáticamente podríamos graficar como principio, desarrollo y fin. Y es la primera estructura que incorporamos en nuestra memoria gracias a las narraciones, los cuentos, lecturas, historias provistas por el entorno cultural.

2.       Estructura descriptiva: estos textos presentan las características o propiedades de un objeto, animado o inanimado, siguiendo un orden espacial. Si bien esta tipología la incorporamos desde niños, es más compleja que la narración, porque exige un nivel de abstracción o elaboración mayor. Nos imaginamos que este tipo de textos son los que usan prioritariamente los compañeros del campo de la formación técnica, por el tipo de contenidos que transmiten desde sus espacios curriculares. Ustedes que piensan?


3.       Estructura explicativa: estos textos tienen una estructura de pregunta, respuesta o problema, solución. La pregunta puede no ser explicita, sin embargo la explicación siempre parte de una pregunta: ¿Por qué? Lo importante es tener claro que el fin de la explicación siempre es hacer comprensible algo. Como transmitimos lo que queremos explicar? ¿Qué papel juegan los ejemplos en textos de este tipo? Vale reflexionar respecto a la importancia que adquiere para la transposición didáctica tomar conciencia de las palabras, gráficos, imágenes, ejemplos, preguntas, selección bibliográfica que hacemos para explicar algo.

4.       Estructura argumentativa: este tipo de textos se ocupan de fundamentar o sostener un punto de vista o una posición frente a un hecho determinado. A diferencia de los textos explicativos, aquí se defiende una explicación, entre otras posibles, de un hecho. No busca la comprensión, sino más bien la persuasión o convencimiento de que lo que transmito es aceptable.

Cada uno de estos tipos textuales nos ayudan a organizar la información, facilitando de este modo tanto la comprensión como la producción de textos; los usamos de modo combinado y forman parte de los códigos que nos hacen sentir capaces de producir textos. De sentirnos escritores, porque estamos hechos de historias, la palabra y la escritura nos transitan.







[1] Los Nocheros, escríbeme una carta. La Moro, Mario Teruel y Eduardo Vera
[2] Alvarado, M. Yeannotegui,A (2005) La escritura y sus formas discursivas. Curso introductorio. Buenos Aires. EUDEBA
[3] El astrofísico británico Stephen Hawking, que sufre una enfermedad degenerativa, ya sólo puede comunicarse accionando los músculos faciales mediante el parpadeo. El científico ha tenido que recurrir a una nueva computadora de rayos infrarrojos para comunicarse. Ver mas en http://www.elmundo.es/elmundo/2005/09/04/ciencia/1125847925.html

jueves, 21 de abril de 2016

Estadía previa

I.S.P.I.  -  ICAM  Nº 9204   -
“Centro de Formación de Monitores”


Trayecto de formación: La Educación en Alternancia

Este trayecto está organizado en dos tramos anuales respetando el espíritu de la alternancia -la continuidad formativa en discontinuidad de situaciones, tiempos, espacios y lugares-constituyéndose en  un proceso de auto capacitación del que todos somos protagonistas.

El sentido de las estadías podría condensarse en los siguientes puntos:

  • Experimentar la toma de distancia de la propia realidad, nos posibilita vivenciar personalmente el ritmo de la alternancia y ser coherentes con esta propuesta.
  • Trata de propiciar una verdadera integración entre las sesiones y las estadías, considerando las vivencias de los docentes como punto de partida.
  • Nos anima a seguir descubriendo la realidad, tomando en cuenta otros aportes y miradas, y desde allí, preguntar y repreguntarnos promoviendo la búsqueda y reflexión compartidas.
  • Favorece el contraste ideas, el intercambio de vivencias, saberes, valores, relativizando los puntos de vistas propios considerando otras miradas.
  • Se presentan como una posibilidad para reflexionar acerca de nuestras prácticas, encontrar nuevos saberes y enriquecer la relación dialógica entre práctica y teoría.

ESTADÍA PREVIA

La verdadera tradición en las cosas nobles no es reproducir lo que otros hicieron. Sino redescubrir el espíritu con que fueron hechas. De tal manera que permite inventar cosas nuevas en otros tiempos y otros lugares.

En el primer encuentro presencial trabajaremos sobre la historia, la mística y fundamentos de la Pedagogía de la Alternancia.
Para partir de las vivencias de cada uno les proponemos la siguiente actividad:

  • Recordar y pensar acerca de la primera vez que tuvimos contacto con la alternancia.
Relatar brevemente ideas, emociones, sentimientos, dudas.

  • Leer la ponencia Realizada por Norma Caglieri en el marco del Seminario de APEFA desarrollado en el año 2014.
Subrayar lo que te llama más la atención de la narración y fundamentar tu selección.

  • Elaborar un cartelito de cartulina blanca (de 10 x 20 cm aprox.) con nombre y momento histórico que identifique el primer contacto con el Sistema. Tenerlo disponible para el primer encuentro colectivo.


Conferencia de Norma Caglieri en el XXXVI Seminario Nacional de APEFA

Surgimiento de las EFA en Argentina.
v  Para hablar del surgimiento de las EFA en Argentina es necesario referirnos al contexto socioeconómico y cultural a fines de los 60 y comienzos de los 70.
Sin duda podemos afirmar que en esos años la actividad agropecuaria representaba una parte preponderante entre las actividades económicas de la Argentina ya que representaba el 90% de las exportaciones y el 50% de la materia prima de nuestras industrias nacionales. Pero la situación técnica y económica de los productores no se adaptaba a las condiciones que exigían el trabajo y la economía moderna, y las condiciones de las zonas de muy pequeñas explotaciones eran apenas de subsistencia.
Otras  características del medio rural que podemos mencionar, en ese período son:
·         Población muy dispersa.
·         Elevadas tasas de natalidad
·         Familias paternalistas
·         Fuertes tradiciones familiares
·         Profundas raíces cristianas, especialmente católicas.
·         Crisis generacional.
·         Infraestructura y servicios insuficientes
·         Escasa difusión técnica.
·         Débil organización de los mercados
Por otra parte, no existían escuelas secundarias en el medio rural (ni en los pueblos rurales) por lo que, la localización geográfica de las familias (alejadas de los centros urbanos) y las condiciones socioeconómicas de las mismas, dificultaban que los jóvenes que terminaban el ciclo primario,  accedieran al secundario en una ciudad.  Y los pocos jóvenes que continuaban estudios secundarios difícilmente regresaban al campo.
Sin embargo, al mismo tiempo, el norte santafesino fue escenario de importantes transformaciones sociales. Poco a poco la juventud aumentaba su protagonismo alentada por el deseo de no emigrar del campo y por Instituciones que le daban participación en distintos ámbitos:
·         La Juventud Agraria Cooperativista de la Unión Agrícola de Avellaneda Cooperativa Limitada, desde 1945 venía formando dirigentes cooperativos y jóvenes productores con apertura mental para la incorporación de tecnología que le permitiera conservar y mejorar el rendimiento de sus recursos para no tener que emigrar.
·         El INTA (Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria) a través de la Estación Experimental y su Agencia de Extensión con asiento en Reconquista, contaba con animadores comunitarios y jóvenes técnicos entusiastas en experimentar y difundir tecnología, en especial los nuevos paquetes tecnológicos de la llamada “revolución verde” para aumentar los rendimientos.
·         La Diócesis de Reconquista creada en 1957 recibió en enero de 1958 a su primer Obispo, Monseñor Juan José Iriarte. Hacia fines de ese año, a instancias del Obispo y del sacerdote Antonio Pergolesi nacido de una familia campesina, se creaba el Movimiento Rural Diocesano de la Acción Católica, con el fin de promover una vida más digna en el campo. Esta idea de “Movimiento” como grupo humano unido para la consecución de objetivos comunes, pero en constante renovación a medida que el proceso avanza, fue asimilada también por la experiencia educativa que se fue gestando en nuestra región. Como parte de sus preocupaciones de promoción, desde el Obispado se facilitaron contactos y viajes a sacerdotes y fieles comprometidos con esa acción pastoral, a fin de completar su formación y permitirles el conocimiento de otras experiencias adaptables a la realidad y necesidades de la zona. Así, del Movimiento Rural surgieron varios dirigentes que a  posteriori  fueron líderes en las distintas instituciones de la región.
·         Los Grupos CREA (Consorcios Regionales de Experimentación Agropecuaria), que surgieron en esos años en nuestra región, también aportaron su experiencia a través de los técnicos que los asesoraban.
En esos años, en los círculos académicos se hablaba de la “educación liberadora” y la “Pedagogía del Oprimido” de Paulo Freire. En los años 62-63 había ocurrido el Concilio Vaticano II y luego vino la reunión de Obispos latinoamericanos en Medellín en el 68 (que reveló las situaciones de injusticia estructurales que tenían nuestros países), por lo que se produjeron grandes cambios en la Iglesia y por ende en la sociedad de nuestra zona norte de Santa Fe, muy influenciada por el catolicismo.
Muchas personas, y sobre todo muchos jóvenes nos fuimos sumando a estas ideas de “educación para el cambio”. Pensábamos que una sociedad democrática, más justa y equitativa era posible, y pensábamos que la educación de los jóvenes y la promoción de las familias lo harían posible.
En el año 68 los Obispos del NEA encargaron un estudio a sociólogos y otros expertos, del que surgió la propuesta de una fuerte ingerencia en la educación popular. Monseñor Iriarte impulsó la participación de los laicos, y así nació INCUPO para alfabetización de adultos, y las EFA y APEFA para una educación adecuada a los jóvenes del medio rural.

v  La Pedagogía de las EFA en Argentina surgió, se desarrolló y continúa multiplicándose a partir de pequeñas experiencias campesinas: en 1968 en La Potasa, en 1969 en Rafaela y en 1970 en Moussy.
Durante su estadía de un año en Europa, Humberto Suligoy (un maestro procedente de una modesta familia campesina de La Sarita) había tomado contacto con la realidad de las Maisons Familiales Rurales, que ya llevaba más de 30 años en Francia, y que rápidamente se había difundido a España e Italia (entre otros países) y llegó a incorporarse en otros continentes.
De regreso en nuestro país, durante el verano de 1967-68, en época de vacaciones escolares, animado por Jorge Pereda que estaba en el Ministerio de Agricultura de Santa Fe, y muy especialmente por el sacerdote Antonio Pergolesi y por el Obispo Iriarte, Humberto Suligoy inició la experiencia de alternancia con un grupo de jóvenes en una Escuela Primaria del Paraje La Potasa, distante unos 10 km al oeste de la ciudad de Reconquista. Para llevar a cabo esta experiencia, Humberto contó con la ayuda del maestro Jorge Sánchez y algunos técnicos.  En este curso de verano de tres meses, pusieron a prueba los elementos principales de la pedagogía de las Maisons Familiales: la alternancia, el contacto con la realidad y la participación de las familias.
La prueba fue exitosa, por lo que en 1968 se creó en esa localidad la primera escuela secundaria en alternancia combinando esfuerzos de los Ministerios de Agricultura y Ganadería y el de Educación de la Provincia con los del Movimiento Rural. El primero aportó el personal técnico que asesoraba a los CREA, el segundo facilitó el local y parte de los docentes, y el Movimiento Rural movilizó a la comunidad que aportó el equipamiento a la vez que asumía la responsabilidad de la experiencia. En mayo se comenzó con un curso de 24 jóvenes sobre el esquema del ciclo básico agropecuario tradicional, al que se le implementaron elementos pedagógicos y organizativos propios de la alternancia. A poco de iniciadas las actividades, surgieron  inconvenientes en las relaciones con el gobierno provincial, que no quería aceptar la responsabilidad de las familias en la gestión escolar, y en especial, en la elección de los docentes. Por tal motivo, cuando en 1969 se produjo la apertura de una escuela similar en Rafaela promovida por dicha Diócesis, surgió como escuela de gestión privada, a fin de independizarse de las exigencias y rigideces de la estructura oficial. Aunque estas dos primeras experiencias no perduraron en el tiempo, ambas fueron la piedra fundamental del Movimiento de Educación Rural en Alternancia en nuestro país, pues en ellas se implementaron y desarrollaron muchos de los elementos organizativos y pedagógicos que definirían posteriormente la propuesta pedagógica de las EFA·. Y así es que la Escuela de la Familia Agrícola de Moussy, que comenzó a funcionar en 1970, se ha constituido en la más antigua del país.
Estas escuelas, de origen francés, fueron adaptadas en nuestro país de acuerdo al contexto socio-cultural e histórico y a las necesidades y disponibilidades de cada lugar, pero sin perder la esencia de la Pedagogía de la Alternancia, siendo bautizadas con el nombre de “Escuelas de la Familia Agrícola”.
Con el fin de apuntalar la experiencia, se reunieron agricultores, técnicos y docentes, que decidieron en 1970 constituir una asociación civil denominada APEFA (Asociación para la Promoción de las Escuelas de la Familia Agrícola) con sede en Reconquista (Santa Fe), cuyos objetivos primordiales eran la promoción, formación y asesoramiento de las EFA y de los Institutos  de nivel Superior que se crearen en nuestro país y en los países latinoamericanos. Inmediatamente se decidió la creación del Instituto de Capacitación de Monitores (ICAM) que comenzó a funcionar en 1971, con la finalidad de formar los profesores para las EFA, a quienes se llamaba “monitores”  porque se consideraba que debían cumplir una función de acompañamiento y guía del crecimiento de los alumnos y para romper con el estereotipo de “profesor” que era considerado como “el único que sabe y enseña a los alumnos”.
Algunos docentes y egresados de escuelas agrotécnicas, maestros rurales y otras personas relacionadas al medio rural fueron los primeros docentes de las EFA. El Ing. Agrónomo Oscar Alloatti fue designado primer director de ICAM y el equipo docente del Instituto estuvo conformado además, por Jean y Magui Charpentier y Gerardo Bacalini. Luego se fueron sumando otros profesores.
La experiencia produjo un fuerte impacto que favoreció el surgimiento de otras EFA en nuestra provincia y en varias provincias argentinas, lográndose rápidos adeptos y defensores a nivel nacional, aunque también surgieron manifestaciones contrarias o recelosas, especialmente en funcionarios del área educativa, que veían en las EFA una pedagogía que cuestionaba algunos aspectos del sistema clásico. Sin embargo, ante los resultados obtenidos por el funcionamiento de las EFA, éstas se afianzaron en sus comunidades, en sus respectivas provincias y han logrado un alto reconocimiento a nivel nacional.
Actualmente existen casi 70 EFA, distribuidas en 9 provincias (Santa Fe, Corrientes, Misiones, Chaco, Formosa, Córdoba, Santiago del Estero, Buenos Aires y Salta) y 3 institutos terciarios que forman docentes para las EFA.
Quiero destacar que es invaluable el aporte que hicieron Jean y Magui Charpentier para asesorarnos en la aplicación de la Pedagogía de la Alternancia en nuestro país, para ayudarnos a reflexionar sobre ella y recrearla acorde a la realidad de cada una de nuestras EFA. Como explicó Magui en su ponencia durante un Seminario de APEFA, ella había trabajado en EFA, luego había hecho estudios universitarios y finalmente, fue Directora del Centro Pedagógico en Francia entre los años 1964-1970. Jean había comenzado a trabajar en el Servicio Internacional de Francia  (para asesorar a las EFA de diversos países desde 1960) después de haber estado 5 años en África enviado por la Acción Católica Rural. En 1969, como había muchos pedidos de América Latina él hizo un viaje de 3 meses para analizarlos (los más firmes eran de Argentina y Brasil). Cuando Jean estuvo en Argentina, hubo desde aquí pedidos de asesoría a las EFA  francesas. Además, varios argentinos fueron a Francia a conocer la experiencia (Alloatti, Bacalini, Pereda). Todo eso contribuyó para que a mediados de 1970 se concretara la venida del matrimonio Charpentier (con sus 3 pequeños hijos) a la Argentina para asesorar a las EFA, contratados por APEFA. Junto con ellos y con posterioridad a ellos, varios pedagogos y también docentes de otras especialidades han hecho y continúan haciendo aportes valiosísimos que van enriqueciendo y recreando esta experiencia educativa, pero Jean y Magui la apuntalaron en los primeros años, cuando la estructura aún no estaba firme y nos dejaron sus enseñanzas, sus métodos de trabajo, sus documentos, y sobre todo, la mística de una tarea hecha con vocación. Por todo eso, y por todas las oportunidades de enriquecimiento personal y profesional que me ha brindado este Movimiento, siempre voy a estar muy agradecida.




· La Escuela de La Potasa funcionó como EFA desde 1968 hasta 1971 inclusive. Siguió con alternancia hasta 1975 pero ya no era EFA y finalmente se convirtió en una Escuela Agrotécnica tradicional. La EFA de Rafaela fue la primer EFA de gestión privada pero sólo para varones. Funcionó desde 1969 hasta 1974 inclusive, ya que a principios de 1975 se decidió su cierre, principalmente por escasez de alumnos debido en parte a que los egresados aún no tenían certificados sus estudios.

lunes, 18 de abril de 2016

Certificados componenteII

Buen día colegas -......
 es un gusto saludarlos y comunicarle que en el dia de hoy han llegado los certificados correspondientes al curso del componente II, sobre Plan de Búsqueda. en esta semana serán firmados y podrán retirarlos a partir de la semana que viene. Gracias